20
Jun
Nos movemos a través de viejas pautas, de patrones de reacción que aprendimos de pequeños, de todo aquello que un día nos pareció la mejor reacción ante la vida.
Sin embargo, a medida que vamos creciendo y experimentando, nuestra visión del mundo, cambia; nuestra percepción de nosotros mismos ante el mundo, cambia; y con ellos nuestra capacidad de enfrentarnos a él. Es la maravillosa capacidad de evolucionar.
¿Por qué entonces seguimos anclados tantas veces en viejas reacciones que no nos benefician? Pues puede ser porque pensamos que ‘somos así’, pero muy probablemente solo aprendimos a ser así. O puede que ni siquiera seamos conscientes de nuestras viejas pautas.
El Yoga es una gran herramienta de autoconocimiento. Es un puente hacia ti mism@. En cada asana, en cada límite que alcanzas sin intentar sobrepasar y sin huir, en esa zona que es especialmente incómoda para la mente en la que el yoga te reta a quedarte respirando, conoces un poco más tu cuerpo, tu mente, tus reacciones.
Y cuando te conoces, a través de la asana o de la práctica meditativa, cuando eres consciente y llevas contigo el aprendizaje de respirar en tu límite, te das cuenta de que puedes elegir en vez de reaccionar automáticamente. Y eso cambia muchas cosas.
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